El articulo del New York Times que denuncia como el presupuesto de Peña Nieto tiene secuestrada la prensa Mexicana  

Foto: Alejandro Cegarra Bloomberg
Foto: Alejandro Cegarra Bloomberg

El 25 de diciembre el periodista Azam Ahmed lanza una alerta que ya era un secreto a voces por lo que pasa el en México. Así empieza la alerta: <> Ya desde acá arranca la pavorosa decadencia de un periodismo que se inca ante el dios dinero. Y así la democracia se desestabiliza de manera contundente. Las denuncias de Ahmed  vienen acompañadas y respaldadas por cifras y organizaciones que se dedican a monitorear el gasto por parte del gobierno en publicidad y contratos ofrecidos a los medios a cambio que no se critique al gobierno, sino que se cada medio de comunicación que se le ofrezca pauta sirva de caja de resonancia para que la marca presidencial de Enrique   crezca de manera positiva, y así tenga la potencia de suprimir << artículos de investigación, escoger portadas e intimidar a las salas de redacción que la desafían. >>

Como la mayoría de los políticos Peña Nieto prometió regular la publicidad gubernamental y ha gastado más dinero en publicidad que ningún otro presidente en la historia de México. Las cifras hablan por sí solas, cerca de 2000 millones de dolares en los últimos 5 años. La organización Fundar, una institución dedicada a la transparencia reveló que la actual presidencia gastó más del doble del generoso de medios que los legisladores mexicanos le aprobaron para 2016.

Como consecuencia hay un panorama mediático en el que los funcionarios federales y estatales mandan las noticias de forma rutinaria, exigiéndole a los medios qué es lo que deberían y lo que no deberían informar, según docenas de entrevistas con ejecutivos, editores y periodistas. Los reportajes contundentes a menudo son suavizados o se posponen indefinidamente, si es que llegan a investigarse. Dos tercios de los periodistas mexicanos admiten que se censuran.  Una cuestión que deja muy mal parada no solo a la democracia sino a los ciudadanos que merecen una información veraz y contundente de parte de los periodistas. 

“La relación entre los medios y el poder es uno de los problemas más graves de México”, dijo Javier Corral, el nuevo gobernador de Chihuahua. “Existe una colusión, un acuerdo, en términos de cómo se gestionan los recursos públicos para recompensar o castigar a los medios. Es una zanahoria y el palo: ‘Compórtate bien y te daré mucho dinero y publicidad. Actúa mal y te los quitaré’”.  La situación es crónica pues no es nueva sino que viene de tiempo atrás, y así se han establecido las relaciones entre gobierno y prensa, y parece que no tienen intenciones de parar, quizá hasta que la sociedad civil encuentre la manera de parar tal situaciones de la compra de conciencia de los medios. 

Este gasto extraordinario se produce en un momento en que el gobierno mexicano está recortando los presupuestos en general, incluidos los de salud, educación y servicios sociales. El gobierno federal gastó tanto dinero en publicidad el año pasado, alrededor de 500 millones de dólares, como lo hizo para apoyar a los estudiantes de su principal programa de becas para las universidades públicas.

Según los historiadores, la cooptación de los medios de comunicación es más importante que el gasto de cualquier otro gobierno en promoción. Refleja la ausencia del pacto básico que la prensa libre establece con sus lectores en una democracia, un compromiso en el que responsabilizar a los poderosos forma parte de su misión.

“Es un problema común en el mundo en desarrollo pero el problema es mucho, mucho más grave en México”, dijo David Kaye, representante especial de las Naciones Unidas para la libertad de expresión. “Es notable lo que gasta el gobierno”.

México es conocido también como el país que asesina a sus periodistas, pero también los compra a través del millonario presupuesto en publicidad.  “Por supuesto, el uso del dinero público limita la libertad de expresión, pero sin ese dinero público no habría medios en México”, dijo Marco Levario, director de la revista Etcétera. “Todos somos cómplices en eso”.

El articulo es crudo y muestra una realidad que no quisiéramos ver tan de frente, saber que hay censura y además de eso ser cómplice de esa censura es una cuestión muy compleja, que seguramente va terminar sofocando al periodismo. Estaremos atentos a esta situación en México y que podamos entre todos buscar una solución para que el periodismo sea cada vez mejor y pueda hacer un verdadero aporte a la democracia y a sus ciudadanos.    

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