La coca que se nos va, una relación exterior
Cada cierto tiempo el coloso del norte se permite la desfachatez de decir que Colombia está perdiendo la guerra contra las drogas, y que no hace bien el trabajo que se le pide, y con que se le apoya, según allá en el norte, esto es, en Estados Unidos nos indilgan responsabilidades que para aquellos que son lo suficientemente críticos e inteligentes y gozan de buena salud moral, no son más que infamias.
Pues es sabido por el planeta entero que el mayor consumidor de cocaína del mundo, pero ellos insisten que el mayor productor es Colombia. Simple regla economía, donde hay demanda hay oferta. Así de sencillo. Y pues así de complejo. La doble moral de los países desarrollados es grandilocuente y cínica. La pregunta es que se desprende es cuánto vale un kilogramo de cocaína en las calles de Los Angeles o en las calles neoyorquinas, pues Un kilogramo de clorhidrato cocaína producido en las selvas colombianas cuesta hasta 500 veces más al llegar a Estados Unidos. Su precio inicial se taza entre US$585 y US$780. Luego que parte de Colombia, llega a Centroamérica, atraviesa México y cruza la frontera con Estados Unidos, ese mismo kilo, ya adulterado, se convierte en dos, llegando a costar US$165,000 cada uno.
Los datos anteriores se desprenden del informe “El problema de las drogas en las Américas”, elaborado por la Organización de Estados Americanos (OEA), a solicitud de los mandatarios de la región, que busca analizar este flagelo y plantear soluciones.
“Colombia es el primer productor mundial de cocaína”
Así lo indica el informe antidrogas del Departamento de Estado de Estados Unidos, que si bien reconoce que los avances en la lucha contra los cultivos ilícitos avanza, advierte que se dio “el incremento más grande jamás registrado”.
Pero nunca menciona dicho informe que al pagar tan bien la mercancía el negocio se incentiva y crece, esa es una regla que los amos del capitalismo saben cómo funciona pero se hacen que no lo ven y exigen a los gobiernos latinoamericanos que controlen esas producciones pero poco hacen por controlar la demanda.
El Informe nos cuenta que para transformar un kilo de pasta base de hidrocloruro de cocaína, se necesitan de entre 450 y 600 kilos de hoja de coca. “Como un campesino colombiano le pagan en promedio US$1.3 por kilogramo de hoja de coca, puede calcularse que el kilo de pasta base en la selva colombiana tiene un costo de entre US$585 y US$780”, precisa el capítulo sobre la venta de drogas.
El bucle de los costos
No obstante, en esa misma selva colombiana el kilo se puede vender a un costo relativo de US$2,700, y en los puertos de ese país ese valor tiende se triplica. Al llegar a Centroamérica, el kilo se vende a US$10,000, y al arribar a la frontera norte de México asciende a US$15,000.
Al cruzar los límites de Estados Unidos, el kilo es revendido al mayoreo a US$27,000 o más, sin embargo en algún punto de todo este trayecto esos 1,000 gramos sufrieron alguna manipulación química que hizo posible su duplicación.
La magia de la travesía
Así las cosas, el kilogramo que zarpó de territorio colombiano se volvió dos kilos. En 2010, el precio de cada gramo de cocaína refinada vendido en Estados Unidos estaba calculado en US$165, de modo que el valor de cada kilo alcanzó los US$165,000, lo que suma US$330,000. Mucho dinero.
Colombia no es único lugar de Latinoamérica donde se cultiva coca, también en Perú y en Bolivia. El Informe indica que las estimaciones sobre el cultivo varían según la fuente. Se considera que en la región andina las áreas de cultivo han disminuido en un 30% desde 2000, sobre todo en Colombia.
“En Perú y Bolivia, a diferencia de Colombia, la coca se cultiva con frecuencia en zonas agrícolas cercanas a pueblos rurales y a mercados que están bien conectados con los sistemas económicos y de transporte del país. En ambos países se encuentran cultivos de coca no solo en zonas remotas, sino también junto a cultivos lícitos, campos de pastura y zonas boscosas”.
¿A quién le quedan las ganancias?
Según los datos de la Oficina de las Naciones Unidas para el control de las Drogas y la Prevención del Delito (Onudd), citados por el Informe, el mercado de la cocaína en el mundo mueve hasta US$84,000 millones.
No obstante, tanto en el mercado mundial como en el de Estados Unidos, “solo un poco más del 1% del valor corresponde al ingreso de los productores originales en los países andinos, en tanto que los vendedores minoristas de los países consumidores reciben cerca del 65% de esos ingresos. Alrededor del 9% de los ingresos se adquieren cuando la cocaína es transportada desde los países productores a los países de tránsito (tales como México o países de África Occidental)”.
Márgenes leoninos
Pese a las limitaciones con la información que se dispone, los autores del Informe concluyen que el margen de ganancias del narcotráfico es muchísimo más alto que los márgenes que se pueden obtener con bienes lícitos. “Por ejemplo, el costo del grano de café es cinco veces más alto a nivel del comercio minorista que en la puerta de la hacienda del cafetal, en tanto que el costo de la heroína es 170 veces más”.
El Informe hace notar que la ruta del dinero ensucia a muchas personas e instituciones en su camino, especialmente en los países productores y de tránsito de la droga.
“La evidencia indica que el problema de las drogas ilegales, y fundamentalmente el de su producción y tránsito, ha sido acompañado por la corrupción de funcionarios públicos en distintos niveles. En un marco de prohibición, la economía de las drogas ilegales requiere del soborno, la connivencia y la omisión de servidores públicos para proteger sus operaciones y garantizar la impunidad de sus acciones”, sostiene el Informe.
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