Por @EpicuroDeSamos_
Ayer, dos de enero de 2020, salió a la luz unas gravísimas y bien fundamentadas acusaciones contra el expresidente Álvaro Uribe Vélez, acusaciones que ya se han vuelto costumbre y que a pesar de ello, la justicia parece seguir alcahueteando su repudiable impunidad por muchos presuntos actos criminales, entre ellos masacres.
Un testigo desde el exilio, el Ex-Director Nacional de Seguridad de la Empresa Air Cargo Lines, le contó a Richard Maock Riaño, un ex-agente de la fiscalía asilado en Canadá, después de denunciar la infiltración paramilitar en la fiscalía del entonces fiscal general Luis Camilo Osorio y en el gobierno de Álvaro Uribe y despúes de descubrir un plan para asesinarlo, que através de esta empresa y con la ayuda del expresidente y actual Senador de Colombia Álvaro Uribe Vélez, de la Aerocivil, un agente de la DEA, el hijo del Chapo Guzman y narcotraficantes mexicanos enviaron desde el Aeropuerto el Dorado, 10 mil kilogramos de Cocaina al Chapo Guzman y a Ismael “El Mayo” Zambada, actual lider del Cartel de Sinaloa. El testimonio se enlaza con unos hechos comprobados y juzgados que pesan sobre la familia de Uribe: el Clan familiar CIfuentes Villa, una tenebrosa organziación narco-paramilitar que hacía parte del Cartel de Sinaloa en Colombia. Fue esta familia la que trajo este cartel, al cual se le atribuyen los actuales horrores como el descuartizamiento de personas, torturas y las cabezas incrustadas en palos y con notas amenazantes escritas en cartulina, como las halladas en las zonas del Bajo Cauca Antioqueño. Los hechos atan más cabos y apuntan a que Uribe efectivamente ha llegado a ser socio de estos carteles, los más despiadados del mundo. ¿Estamos frente al más grande capo de todos los tiempos, peor que el propio Pablo Escobar?. Los hechos, evidencias e indicios así lo ratifican, aunque la justicia aún no logra llegarle.
El testigo asegura que tiene más información sobre Uribe, pero que pide protección porque sabe que lo van a matar.
Audio con declaraciones:
Cuando Uribe fue director de la Aerocivil en el periodo de 1980-1982 otorgó cientos de licencias a capos del narcotráfico, a sus pilotos y a sus testaferros; algunos de ellos, como los hermanos Ángel, fueron favorecidos con esas licencias. Además de ser muy allegados al expresidente (son invitados a las fiestas de su familia, por ejemplo, al matrimonio de sus hijos, como lo investigó la periodista María Jimena Duzán); así mismo, decenas de mafiosos, paramilitares y funcionarios embadurnados de corrupción empiezan a surgir de su espalda y serán su sombra en adelante, muchos de ellos lo acompañarán en una lista negra de la inteligencia norteamericana en la que él será fichado con el número 82. Otros peligrosos delincuentes, quienes se beneficiaron de la administración Uribe son Gustavo Rey Soto, al que las autoridades le allanaron varias propiedades en 1996 durante un operativo contra personas vinculadas al narcotráfico; la licencia fue entregada en octubre de 1980. Otra licencia salió para Héctor Mario Cifuentes Villa, integrante de la banda criminal de los Cifuentes Villa.
El Clan Cifuentes Villa tiene una relación familiar con los Uribe Vélez: Héctor Mario Cifuentes es hermano de Dolly Cifuentes, quien fue pareja de Jaime Alberto Uribe, hermano del expresidente. Mientras Héctor Mario se encuentra en la actualidad prófugo, Dolly, alias La meno, fue detenida en 2011 en Medellín, y luego extraditada y condenada en Estados Unidos por narcotráfico y lavado de activos; era miembro del clan familiar dedicado desde los años ochenta al narcotráfico y el cual creció exponencialmente gracias a su sociedad con Pablo Escobar, además, Dolly y su familia eran la conexión en Colombia del cartel de Sinaloa, la sanguinaria organización mexicana creada por el famoso capo Joaquín, El chapo Guzmán. Las autoridades estadounidenses le detectaron en Colombia treinta y dos empresas nacionales y diecisiete con sede en el exterior pertenecientes a su familia, como lo informó la Policía nacional.
La hija de Jaime Alberto y Dolly Cifuentes es Ana María Uribe Cifuentes, detenida en septiembre de 2011 en una redada contra la organización de los Cifuentes Villa. Estuvo casada con un sobrino del narcotraficante Fabio Ochoa Vasco, quien cumple condena en EEUU. La DEA y el Departamento de Estado la había pedido en extradición dado que tenía dictadas dos resoluciones de acusación (indicment), una del 4 de noviembre de 2010 por la Corte Federal del Distrito Sur de la Florida y otra, del 3 de febrero de 2011 emanada por la Corte Federal del distrito sur de New York. Las autoridades le incautaron bienes por más de veinticinco mil millones de pesos producto del blanqueo de dinero. La sobrina del expresidente Uribe también está en la lista Clinton del departamento del tesoro, sin embargo, un episodio misterioso surge al lado de ella: Pese a que Ana María Uribe Cifuentes fue capturada y en el INPEC aparece como interna, no se encuentra en ningún centro penitenciario, solo está teóricamente prisionera y nadie sabe dónde está. La investigación fue llevada a cabo por el periodista Gonzalo Guillen. A la poderosa organización no se le persiguió durante los años de Uribe en la presidencia en la misma medida que sí se hizo con otras, contó una alta fuente de la policía. Si se contrasta la aseveración de la fuente con los datos expuestos por las agencias de inteligencia, no existe disparidad.
La criminal parentela, conocida como “el clan invisible” por su habilidad para pasar desapercibidos, mimetizándose entre los encumbrados pisos socio-económicos, al punto de ser accionistas y socios del encopetado Club El Nogal en Bogotá, introdujo a Estados Unidos al menos treinta toneladas de cocaína entre 2009 y 2011, según la agencia antidrogas de ese país, DEA. Desde los suntuosos salonesde El Nogal salían todod tipo de acuerdos gamsteriles que los Cifuentes finiquitabanjunto a otros ilustres miembros del crimen organizado adscritos a ese club. La mafia tenía un cuartel general de lujo en plena carrera séptima de la capital colombiana. Ese era el símbolo de su legitimación connivencia con la alta sociedad.
Los Cifuentes también hacían parte de la tenebrosa organización “La oficina de Envigado” y desde el exterior, Francisco y su hermano Jorge Milton (extraditado a EEUU en 2012) organizaron el famoso cargamento de 3.400 fusiles AK-47 y 2.5 millones de cartuchos en el barco Otterloo que llegó a Colombia vía Nicaragua-Panamá en octubre de 1999 y que eran destinados a los paramilitares. Según Salvatore Mancuso, ese fue un regalo (favor a cambio de protección) de los Cifuentes Villa a los hermanos Castaño, principales jefes narco-paramilitares. Mancuso agrega que los hermanos Cifuentes también eran los encargados de proveer de uniformes y botas para los grupos de autodefensas que delinquían en Antioquia y Urabá. En 2014, Lucía Inés Cifuentes, alias “La mother”, otra pieza del Clan, fue detenida junto a su hijo Jaime Roll Cifuentes, alias JR; la fiscalía los acusa de ser los dueños de un cargamento de ocho toneladas de cocaína que se incautaron en Ecuador en 2009; “La mother” fue extraditada. La viuda de “Pacho”, María Patricia Rodríguez alias “La señora”, también fue juzgada en EEUU. Otro de sus integrantes, Alexander Cifuentes Villa, “Alex”, quien aparece en fotos con el Chapo Guzmán y fungía como su secretario, fue arrestado en Culiacán-Méjico en 2013 y extraditado a EEUU donde se convirtió en uno de los testigos principales contra el gran capo sinaloense. Alex, el menor de los hermanos, se había iniciado en el negocio desde los diez años (empacando alijos de cocaína) y a los quince ya traficaba. Protagonizó una de esas historias retorcidas aunque normales para la mafia: primero intentó matar al esposo de su sobrina y luego ordenó a su sobrino matar a su primo porque éste planificaba secuestrar a su abuela: “decidí matar también a mi sobrino Jaime porque se robó una cocaína y trató de secuestrar a mi mamá, o sea, a su propia abuela”. Las realidades superan ficciones, y las de la mafia ofuscan el común entendimiento.
¿Y cuál ha sido la opinión de Uribe respecto a tan “bonita” familia?
Como en otros casos donde los hechos lo entrelazan con gente del bajo mundo, Uribe ha negado conocer a sus propias cuñada y sobrina: “Mi hermano Jaime murió en 2001, casado con Astrid Vélez, tuvieron dos hijos, un joven profesional en materias ambientales, y una niña que nació con parálisis cerebral. Relación sentimental diferente que hubiera tenido mi hermano sería de su fuero íntimo y me es ajena”, expresó desde su cuenta de Twitter luego de que se conoció la captura de sus familiares y de que muchos usuarios de redes empezaban a indagarle sobre el bochornoso suceso.
José Obdulio Gaviria Vélez es pariente, estratega, asesor ideológico-político y mano derecha del expresidente. Tuvo dos hermanos convictos por narcotráfico; primo-hermano del capo Pablo Escobar Gaviria, pues ambos eran nietos de Roberto Gaviria Cobaleda; un célebre contrabandista de whisky a inicios del siglo XX en Antioquia. Gaviria dijo —seguramente encomendado por Uribe— en su columna habitual del periódico El Tiempo, que la relación de Jaime con Dolly se limitó a una relación ocasional de hace treinta y dos años.
Uribe vuelve a mentir. Se comprobó que la hija de su hermano no fue el producto de una aventura fugaz o de una noche sin mañana, como lo insinúa, sino que la relación de su hermano con alias “La mena” duró largos años, pues eran casados e incluso tuvieron otro hijo llamado Daniel Alberto Uribe Cifuentes (Alberto, como el padre de Uribe), nacido en octubre de 1990, una década después de su primogénita Ana María. Daniel fue registrado en la notaría octava de Medellín el 19 de diciembre de 1991. De acuerdo con el documento de inscripción en el registro civil, el padre, Jaime Alberto Uribe Vélez, aparece como comerciante de profesión y la madre como analista de sistemas. También se conoció la escritura de un apartamento en el sector de El poblado, con fecha del 22 de febrero de 1994 ante el notario 17 de Medellín, donde vivía la pareja y en la que se lee “sociedad conyugal vigente”. O sea que su relación, teniendo en cuenta la fecha de nacimiento de su hija en febrero de 1980, duró al menos quince años.
Y hay más hechos suyos que contrarían las palabras de su hermano Álvaro: Jaime era socio de la ganadería La Sorguita, propiedad de los Cifuentes Villa, la cual se encuentra en la lista Clinton (donde se incluyen las empresas y sus propietarios vinculados con el narcotráfico), además comparte predios con familiares de Uribe (Santiago y Mario) y los Ochoa. Una de las empresas de los Cifuentes Villa, BioForestal S.A, también incluida en la lista Clinton, fue subsidiada con más de mil cuatrocientos millones de pesos por los dineros Agro Ingreso Seguro (AIS), el escándalo de corrupción por el que fue condenado el ministro de agricultura de Uribe, Andrés Felipe Arias, “Uribito”. Jaime Alberto Uribe Vélez, alias “El pecoso” o “Arepa” murió de cáncer en 2001 con un historial de relaciones con el clan Cifuentes Villa, con Pablo Escobar y con otros mafiosos, pero no fue llevado a juicio.
Uribe insiste en que ni él ni su familia tienen relaciones con los Ochoa ni con los Cifuentes Villa ni con nadie que sea señalado de delincuente, no obstante, Santiago Uribe Vélez adquirió junto a las hermanas Ochoa Vásquez (el clan narcotraficante) unos predios en el municipio de Jericó, al igual que Mario Uribe Escobar (MaruAgro y Uribe Mejía Dos). Esos predios de los Uribe colindan con los de la Ganadería La Sorguita. ¿Casualidad?, “No existen las casualidades, existen las causalidades”, dice un aforismo que cobra fuerza cuando se presentan hechos circulares como los suscitados con Álvaro Uribe Vélez y sus allegados, sean o no sus familiares. “¡Los socios de mi hermano Santiago son totalmente honorables! ¡No acepto eso!”, le responde —airado y señalándolo con el dedo— a un corresponsal del semanario estadounidense Newsweek, cuando le preguntaba sobre las relaciones de sus hermanos con los Ochoa, especialmente la de Santiago, en una entrevista en su primera campaña presidencial. Poco tiempo después se conocería una reveladora foto que reunía a los Ochoa, a otros narcotraficantes y a Santiago Uribe Vélez en una escena de abrazos y sonrisas, agitadas al parecer por el efecto desinhibidor de los vasos de licor sostenidos en sus manos. La famosa postal es lanzada por la internet apenas se teclea el nombre del hermano del expresidente, y se ha vuelto el icono de la sociedad Uribe-Mafia.
Los hermanos Óscar Humberto, Miller y Armando Sierra Pastrana, pilotos de capos del cartel de Medellín y del Cartel de Cali fueron otros beneficiados con licencias; igualmente, Ricardo Ávila Armenta, señalado de haber sido promotor, junto a su hermano Eduardo, de la bonanza marimbera en la Costa Atlántica. También se entregó licencia a Álvaro Suárez Granados, alias Coco, uno de los pilotos favoritos de Pablo Escobar, apodado así porque le gustaba saturar los aviones con cargamentos de coca y los devolvía atestados de dólares. Temerario y arriesgado, se dice que fueron más de veinte toneladas las que logró sacarle al capo y más de ochenta millones de dólares los que le trajo de vuelta. Cuando mataron a Escobar empezó a trabajar con los jefes del cartel de Cali, los hermanos Rodríguez Orejuela, a los que les sacó más de cuarenta vuelos repletos de droga y se los devolvió con más de ciento cincuenta millones de dólares. Famosas eran las leyendas que inspiraba Coco, como aquella que cuenta que logró aterrizar un Boeing 727 lleno de droga en Estados Unidos, o la de la vez que le tocó abandonar una avioneta con dólares y coca en pleno aeropuerto de Palmira para evitar ser capturado; aunque la noticia de una avioneta en esas circunstancias y en ese mismo aeropuerto sí existe, no puede asegurarse a ciencia cierta que corresponda a la abandonada por Suarez Granados. El narco-piloto pasó luego a las toldas de alias “El loco” Barrera. El 1 de septiembre de 2011, Coco, junto a otros treinta y seis experimentados aviadores de la mafia (entre ellos Oscar, uno de los hermanos Sierra Pastrana) fue capturado en el marco de una operación denominada “Vuelo final”. Todos fueron extraditados.
Más licencias expedidas por la Aerocivil de Uribe a los narcos siguen descubriéndose, como la de Jaime Murcia Duarte, cuestionado comerciante señalado de tener vínculos con el narcotráfico, o la de Luis Carlos Herrera Lizcano, propietario de una aerolínea que era utilizada para transportar cocaína al exterior y condenado en 1994 en EEUU a noventa y seis meses de prisión.
Luis Carlos Molina Yepes, otro de los nombres reseñados en el listado de las narco-aeronaves, asociado a la matrícula HK-2487, es una ficha clave para componer el rompecabezas estampado con la imagen de Uribe y la mafia colombiana: Molina Yepes era uno de los socios principales de una empresa llamada Grupo de Finanzas, Inversiones, Mercadeo, Servicios y Asesorías, Firme S. A. que después modificó su nombre a Comfirmesa S.A. Según los documentos de Cámara de Comercio de la empresa, Molina Yepes controlaba la compañía, pero en esa empresa también figuró como socio el señor Carlos Alberto Gaviria, hermano del hoy senador José Obdulio Gaviria. Los documentos oficiales de la empresa también muestran que el senador Uribe Vélez fue nombrado en la Junta Directiva de Comfirmesa S.A. durante 1983, un año después de su paso por la Aerocivil, como lo prueba en una columna el periodista de investigación de El Espectador, Yohir Akerman.
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