Por Alexander Quiñones-Moncaleano
Hoy se escribió un capítulo más sobre la historia del oprobioso periodismo colombiano: a Daniel Coronell le cerraron el espacio que tenía habitualmente en la Revista Semana. Felipe López le comunicó que ya no podía escribir más en su innoble medio. Pero, ¿por qué sucedió esto?
Hoy se escribió un capítulo más sobre la historia del oprobioso periodismo colombiano: a Daniel Coronell le cerraron el espacio que tenía habitualmente en la Revista Semana. Felipe López le comunicó que ya no podía escribir más en su innoble medio. Pero, ¿por qué sucedió esto?
Felipe López, fundador de @RevistaSemana, me acaba de comunicar la decisión de la empresa de cancelar mi columna. Le agradezco a él, a @asantosrubino y especialmente a los lectores por estos años.
— Daniel Coronell (@DCoronell) May 28, 2019
Los Hechos:
Todo comenzó en mayo 18 de 2019 con la publicación en The New York Times sobre la vuelta de los Falsos Positivos en Colombia a manos del Ejército Colombiano. El periodista Nick Casey pudo corroborar en siete días lo que la Revista Semana no pudo hacer en un poco más de tres meses. Tuvo que venir otro medio, además extranjero, a publicar lo que el pueblo colombiano necesita saber. La Silla Vacía dio a conocer todas las artimañas utilizadas por la revista de Felipe López para no hacer lo que debe hacer: informar a la ciudadanía. La opinión pública aún hoy sigue exigiendo que la información, que es un bien público, sea tratada con ética y responsabilidad social.
La Revista Semana ha guardado silencio y no ha hecho más que tomar malas decisiones con respecto a su línea editorial. Tanto así, que a uno de sus colaboradores más leídos, que llevaba catorce años escribiendo ritualmente una columna de opinión, lo intentan ahora silenciar después de que se atrevió a decir, palabras más palabras menos, que Revista Semana no había dado las explicaciones pertinentes y que se había equivocado al engavetar la información.
Alejandro Santos asegura que ellos no engavetaron nada; sin embargo, es otra cosa lo que demostró La Silla Vacía. Se puso en evidencia que sí tenían la información y que los dueños se habían reunido con el presidente Iván Duque; al parecer, el gobierno le pidió a los López y a Jaime y Gabriel Gilinski que no publicaran nada, que le dieran una espera para confirmar la información.
Por estas decisiones, los dueños de Semana están hoy en la mira de la opinión pública que salió a cancelar masivamente la suscripción y a pedir que la información sea tratada de manera profesional y no como una moneda de cambio. Periodistas, líderes de opinión, tuiteros y la sociedad civil salió a respaldar a Daniel Coronell y a pedir a Revista Semana que haga su trabajo como debe ser.
Volvemos a la misma reflexión que hemos hecho desde otros escritos: los medios de comunicación tienen una responsabilidad social con el manejo de la información que ni siquiera dimensionamos los colombianos. Y debemos dar el debate para que sea tratada con responsabilidad y mucho rigor periodístico. No es un asunto de poca monta, pues se debe tener claro que el periodista y los medios de comunicación están para informar y no para tapar los errores de los políticos. Así como dijo la Corte Suprema de Justicia de Norteamérica la prensa está al servicio de los gorbernados y no de los gobernantes.
La oscuridad de las relaciones entre los medios de comunicación y el poder no es un asunto nuevo en Colombia, y en el mundo; pero parece que cada vez toma un tono más sombrío esta relación. Tanto así que debemos los colombianos cerrar filas y hacer control social, que es lo único que nos queda. Pero, ¿qué significa hacer control social? Sencillo: no leer, no reproducir, no suscribirse a los medios de comunicación que han venido sirviendo de rodillas a cada gobierno de turno y, como se sabe, todo por el dinero, los contratos, los publirreportajes. Además, debemos llegar al debate del cómo se financian los medios para su existencia. Como sociedad debemos estar vigilantes de todo lo que se relaciona con el manejo de la información.
Es muy pronto para medir el impacto que esta situación tendrá para Revista Semana. Felipe López envío un mensaje muy claro a sus subalternos: no pueden criticar abiertamente a la Revista, y si lo hacen, deben atenerse a las consecuencias. Daniel Coronell es un periodista que con su trayectoria puede darse el lujo de ser crítico y frentero, pero el poder es se usa justamente para callar y censurar. Los dueños de los medios de comunicación sí saben para qué es el poder, y no dudan en utilizarlo.
La importancia de la información como bien público es un asunto que la sociedad colombiana no debe menospreciar y todos los sectores deben atraer los reflectores sobre tan importante tema. La ética y el profesionalismo de los medios tradicionales colombianos están en entre dicho pues, como es sabido, en Colombia la casa editorial El Tiempo es del hombre más rico del país, y también uno de los más ricos del mundo: Luis Carlos Sarmiento Ángulo; la Revista Semana recientemente fue comprada por Jaime Gilinski, dueño de otra de las fortunas del país; el otro gran diario colombiano es de propiedad del grupo empresarial Santo Domingo desde 1997; finalmente, el canal RCN es del otro gran magnate del país, Carlos Ardila Lülle.
Ahora nos queda esperar a que la sociedad civil responda contundentemente a esta manera rastrera de manejar la información. Que se dé la espalda a este medio de comunicación que al parecer decidió manejar inapropiadamente la información pública para estar del lado del Establecimiento.
Acá la lectura de porpia voz de Coronell de la columna por la cual fue echado de Revista Semana:
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