Nathaniel Baldwin, una misa y la curiosa historias de los auriculares
Hoy todo el mundo, casi todo, usa unos auriculares o audífonos, pero no sabemos mucho de ellos ni de Nathaniel Baldwin
Todo se remonta a los primeros años del siglo XX. 1910. En ese año se inventaron los auriculares. Nathaniel Baldwin era un ingeniero eléctrico de Utah que cuenta la leyenda estaba en una misa en Salt Lake y no podía escuchar muy bien su predicamento. En ese momento se le ocurrió que podía inventar un artefacto que tiempo más tarde patentaría. Uno de los objetos más utilizados en el planeta: los audífonos.
Los griegos decían que ἀνάγκη era la madre de la creatividad. Y el storytelling de los auriculares parece corroborarlo. Nathaniel Baldwin pudo gracias a no escuchar bien al pastor de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días inventar lo que inventó.
Fue tal su éxito que de fabricar audífonos en su cocina pasó a tener una gran empresa que le fabricaba los auriculares a la Armada de los Estados Unidos.
Llegó a tener 150 obreros en su gran compañía de audífonos y valer más de un millón de dólares. Su gloria duró más de dos décadas pero también perdió todo por un asunto que siempre lo acompañó. Era un artista, un creador. Y un amante de la ‘poligamia’. Idea que defendió, lo llevó a la quiebra y a la cárcel. Baldwin defendió a personajes que también creían en esta ‘filosofía’: los contrató en su fábrica, financió viviendas y pagó facturas. Todo este asunto fue su tumba en los negocios. Pero siempre estará ligado a la historia moderna del sonido, que hoy sigue evolucionando gracias a él como otros ingenieros que han aportado a este desarrollo: Thomas Alva Edison y John Koss.
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