Mafe y sus 10 años de incoherencia

Mafe Carrascal & Augusto Reys
María Fernanda Carrascal es la célebre activista política y asidua tuitera que se jacta de ser independiente, de anhelar un cambio en las concepciones políticas, sociales y económicas que se desprenden desde el poder tradicional, y de estar al lado de los menos favorecidos.
Gran sorpresa despertó entre sus miles de seguidores el hecho de que, a pesar de las evidencias sobre el halo de corrupción, ilegalidad e inviabilidad que envuelve al proyecto de Metro elevado de la administración Peñalosa y que la candidata Claudia López pretende continuar, la activista haya decidido apoyar fervientemente su campaña. Carrascal ha sido una dura crítica del metro elevado y del sistema Transmilenio, sistema que será el elemento central al cual se plegará el metro elevado y demás medios de transporte complementarios; así está pensado, como un burdo alimentador de Transmilenio en pro de la perpetuación de las estrafalarias ganancias que perciben los operadores privados, familias como los Ríos Vellilla que han monopolizado los servicios públicos de los bogotanos como el transporte, el aseo, y hasta los espacios donde se asientan hábitats de suma importancia para el equilibrio del ecosistema como las reserva Van Der Hammen; ellos, los zares de las basuras y sus esposas, las zarinas de la manipulación mediática. El análisis técnico de ese proyecto no deja espacio a la duda: es la crónica de un desastre anunciado, como lo expresó el profesor Sanabria.
¿Por qué Carrascal ha tomado una decisión diametralmente opuesta a lo que a través de sus redes sociales y su trabajo de campo propugna? ¿Por qué siendo conocedora y hasta opositora del proyecto peñalosista de metro elevado, apoya a una candidata que públicamente ha asegurado darle continuidad? Dos interrogantes que parecen resolverse con simplemente echar un vistazo en la internet, “googleando”, como diría Fajardo, el copartidario y viejo amigo de Claudia que, sin ser siquiera la alcaldesa, ella ya consagró como su candidato presidencial 2022, poniendo a sus pies el fortín político y electoral (y desde luego económico) de la alcaldía de Bogotá, el cargo público más apetecido después de la primera magistratura del país.
Observemos:
La pareja de Carrascal es Augusto Reyes, dueño de la firma Poder & Poder, una de las más grandes del país en asesoría, marketing y diseño de estrategias políticas, y quien ha estado detrás de muchas campañas como la de Inti Asprilla, Claudia Lucero López (la santandereana) o del cuestionado exalcalde de Soacha, Jorge Ramírez, a principios de la década del 2000. Reyes es el actual estratega político de Claudia Nayibe López para la alcaldía mayor de Bogotá, su relación con ella es de vieja data, así como sus relaciones publicitarias como, por ejemplo, en el lanzamiento de su libro.
El hecho de que la pareja sentimental de la activista trabaje en la campaña de López no es un impedimento legal para que Carrascal invite a votar por ella, para nada; mucho menos se intenta vulnerar su derecho a la libertad a elegir o ser elegido. Lo que sí mina su credibilidad como activista “independiente” y “anticorrupción” es su incoherencia ideológica en el sentido de nombrarse progresista y anticorruptos pero hacerle la venia al proyecto de infraestructura más corrupto de la historia de la capital y del país, mientras que, precisamente, su pareja es el asesor de esa campaña. ¿No es acaso una mancha en la transparencia que debería tener de cara a sus miles de seguidores, que le han visto en esta década como un referente de las nuevas ciudadanías analistas, críticas y ante todo pulcras con los asuntos de todos? ¿Por qué Carrascal no lo había manifestado, haciendo esa salvedad ética con su abultado público?
Pero hay más.
Carrascal ha dado a conocer su interés por incursionar directamente en la política, desempeñando -desde luego- cargos de elección popular por el partido verde en un futuro cercano, coincidencialmente el mismo del cual es estratega su pareja, y del que tremola las banderas del continuismo asegurando combatir “a los mismos con las mismas”. La gran mentira de los verdes.
Así mismo, las actuaciones contradictorias de Carrascal desprenden otro serio interrogante: Si ella criticaba con ahínco a Fajardo por sus posturas indiferentes con la sociedad y la paz de Colombia, pero complacientes con las bélicas, anacrónicas y corruptas de la extrema derecha, ¿Por qué ahora apoya a la misma que lo está lanzando a presidente? ¿Qué fuertes intereses la mueven al punto de contradecirse y anularse a sí misma?
Para contestar dicha cuestión, debemos examinar los episodios fácticos que han atravesado el “desinteresado activismo” de Carrascal:
Carrascal ha sido reiterada contratista en diferentes administraciones: Alcaldía de Petro, gobernación de Nariño con Camilo Romero, presidencia de Juan Manuel Santos, diferentes ONGs, etc. Esto tampoco es que sea ilegal, pero sí plantea dudas acerca de su tan cacareada independencia y peor aún, desvirtúa su lucha por “nuevas formas de hacer política”, como ella expresa. Esos bruscos movimientos de contorsionismo ideológico, quizá jalonados por la influencia sentimental, lo único que han logrado en “Mafe” es descascarar su frágil consistencia política y ética, y acaban generando entre sus seguidores una profunda desconfianza hacia ella, sobre todo, en sus aspiraciones futuras a cargos de elección popular.
“La confianza de los inocentes es la más útil herramienta del mentiroso”
-Stephen King.
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carrascal pelo el cobre, solo anda en busca de puestos, su esposo es el asesor de claudia, nada mas q decir